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martes, febrero 03, 2015

En busqueda de la Felicidad – Aprendiendo a Vivir

La tendencia natural del ser humano es a perseguir la felicidad como una meta o un fin, por eso es que todo lo que hace, siempre espera que al final del camino le lleve a encontrar la felicidad. Parece ser que la felicidad se compone de pequeños momentos, de detalles vividos en el día a día, y quizá su principal característica sea su vulnerabilidad, es decir esa característica particular de aparecer y desaparecer repentinamente a lo largo de nuestras vidas.

La gran pregunta para cada uno de nosotros es: ¿dónde estamos buscando nuestra felicidad? Por lo general el lugar preferido de búsqueda es en los acontecimientos externos, como por ejemplo un aumento de los ingresos, obtener una casa propia, casarse, etc. Nuestras expectativas son tan altas respecto a ellas que cuando no están o no son como quisiéramos, creemos que hemos perdido el camino y comenzamos a sentirnos infelices. Es por ello que la felicidad no debemos buscarla fuera de nosotros, sino en el interior de nuestro ser. Por eso nos damos cuenta de que son muy pocas las personas que buscan encontrar la felicidad en su interior, en sus propias disposiciones internas, en su espíritu, es decir en Dios, en una mente y corazón más sanos y un adecuado cuidado del cuerpo.

Quiero invitarle a que nos demos cuenta de un ejemplo que tenemos muy cerca de nosotros. De acuerdo a los expertos, a partir de los cincuenta años de edad, las personas, contario a lo que se cree, son más felices. Interesante, ¿no? Lo anterior tiene que ver con que en ese periodo de vida, el adulto necesita cada vez menos cosas para ser feliz, disminuyen sus expectativas en cuanto a las cosas materiales que quiere obtener y por otro lado aceptan sus fortalezas y sus limitaciones intentando sacar lo mejor de ellas.

En cuanto a la pareja, por lo general, se deja de querer cambiarla y abandonarla, por lo que se evitan una serie de peleas y discusiones que hace algunos años atrás habrían caracterizado su relación. Es maravilloso conversar con algunos envejecientes y darse cuenta de su practicidad en resolver las cosas de la vida y darnos cuenta de cómo ya no prestan atención a pequeñeces como lo hacían a sus treinta o cuarenta años de edad, viven el aquí y el ahora, sacando lo mejor de cada día y obviando las pequeñas molestias que nunca faltan, dan prioridad a las cosas que marcan el día a día, como son los sentimientos, y conceden menos importancia a los objetivos a largo plazo. La gente mayor tiende a ser más sabia y por esa razón, más “feliz”.

Si seguimos buscando la felicidad fuera de nosotros nunca la podremos encontrar, pues ésta se encuentra en nuestro interior, en la forma en que decidamos ver la vida y disfrutar de las cosas simples y sencillas, por ello que es hermoso saber que la felicidad está en nuestras manos y que depende de cada uno de nosotros obtenerla. Mi consejo para usted es que descubra qué cosas simples de la vida le hacen feliz a usted, su pareja, sus hijos y cuando descubra esas cosas, entonces dedíquele fuerzas, póngale amor y dedicación en su realización.

Recuerda que la tristeza es útil, ya que actúa como la luz roja del semáforo y nos ayuda a frenar el comportamiento y pensamiento negativo, por eso es importante sacarle provecho y darnos cuenta de los detalles para salir hacia adelante y tomar las mejores decisiones que le guíen hacia el encuentro de su verdadera felicidad, partiendo desde su interior y todo lo que papá Dios ha colocado en nosotros.

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