En una entrevista con el sitio web el Evangelio, dice que en 2014 su hijo John Smith de 14 años cayó en un lago congelado en Missouri, EE.UU. Cuando el equipo de emergencia finalmente llegó, se había sumergido en el agua helada durante 15 minutos.
En el hospital, por más de una hora John fue declarado muerto, pues no había más latidos cardíacos.
“Después de entrar en su habitación, simplemente sabía que se había ido”, cuenta Joyce Smith. “Comencé a orar en voz alta, implorando a Dios por la vida de mi hijo e invocando al Espíritu Santo, diciendo: Por favor, devuélveme a mi hijo”.
Fue entonces que algo milagroso sucedió, después de terminar de orar por su hijo, el niño volvió a tener pulso, espantando a todas las enfermeras y los médicos que estaban allí. Sin embargo, permanecía en coma.
Este increíble relato de sanación puede parecer locura ante el mundo, pero John y Joyce Smith esperan que sirva para testificar del poder de la oración y de la cercanía de Dios, pues para quien tiene fe, nada es imposible.
“Mi familia no está contando esta historia para tener algún beneficio”, dijo John. “Estamos haciendo esto porque la gente necesita esperanza. No somos la respuesta, la respuesta viene de Dios. Sólo estamos compartiendo nuestra historia para que vean cuán grande es nuestro Dios. Él no está muerto, Él está vivo y todavía hace milagros”.
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