Hace unos días salí a evangelizar con unos amigos y amigos
de amigos, yo estaba totalmente fuera de lugar, había olvidado todo eso hasta
dos horas antes por un mensaje que recibí, salí para allá más por compromiso
algo apocado porque (no sé porque en verdad), ¡qué sé yo! no me sentía ‘‘preparado’’
para hablar de Jesús después de un día largo de trabajo, de varios días de mal
sueño y quizás de varias noches sin orar por ocupaciones y demás cosas, el caso
es que, orando de camino trate de decirle a Dios que sabía que no iba ser por
mi porque las vidas serian ministradas si no por él.
Una vez estando en aquel lugar, un cruce de avenidas muy
transitado en la ciudad, se explicó que nos íbamos a parar frente a los vehículos
con unos letreros que creaban la frase: JESÚS TE AMA; una letra por persona
mientras otros predicaban alrededor; entre otras cosas, pero había alguien que se iba a vestir de
Jesús, dramatizando la escena de Cristo cargando la cruz, lo que no sabía que
iba ser yo. Me sorprendieron pidiéndome que me vistiera y cargara la cruz
mientras los demás mostraban las letras, alguien a quien no podía decirle que
no.
¿Cómo les digo que no sé cómo explicarles que revelador fue
para mí hacer tal cosa? Al inicio creí que iba a hacer algo sencillo, pero
cuando me vi caminando en medio de la avenida con la cruz y haciendo una pésima
actuación al parecer herido, en vez de sentir algo como ‘‘Hey mírame soy el que
hace de Jesús’’ cuando todas las luces alumbraban hacia mí en aquel momento,
sentí vergüenza. Justo lo que Jesús cargaba en la cruz por nosotros, comencé a
imaginarme aquello, y entendí que tal como pedí: Dios hizo todo y yo no tuve
que decir una palabra; fue más fuerte cuando vi gente asintiendo y viendo la
cruz, aplaudiendo y levantando el pulgar, y hasta alguien que pasándome por el
lado me dijo: Así fue que padeció nuestro Señor.
Con vergüenza, y aun así Él no sé detuvo hasta mostrar Su
amor desde lo alto de la Cruz donde todos
los podían ver, cuando todas las
luces estaban sobre él, para que hoy nosotros sin vergüenza alguna sepamos
poner todas las luces sobre Jesús, porque su obra en la cruz no es para ponerse
debajo de una mesa o la cama, es para exponerse en donde más personas posibles
puedan ver lo que ha hecho por amor y ser alcanzadas y alumbradas por ella,
mostrar luz a los perdidos, no otra luz más que la de Jesús.
Ustedes son la luz del mundo, como una ciudad en lo alto de
una colina que no puede esconderse. Nadie enciende una lámpara y luego la pone
debajo de una canasta. En cambio, la coloca en un lugar alto donde ilumina a
todos los que están en la casa. De la misma manera, dejen que sus buenas
acciones brillen a la vista de todos, para que todos alaben a su Padre
celestial.
Mateo 5:14-16 NTV
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