Dos pastores evangélicos cubanos, Luis Guillermo Borjas y su esposa Roxana Rojas, miembros de las Asambleas de Dios en la Isla de la Juventud, enfrentaron una dura persecución tras defender a su hijo Kevin Laurencio Rojas, declarado no apto para el servicio militar por razones médicas.
Durante un juicio militar, invocaron a Dios y presentaron pruebas de la condición psicológica de su hijo, pero las autoridades los acusaron de "desacato" y "desobediencia", pidiendo 8 años de prisión para ambos. Aunque Roxana fue liberada por problemas de salud, Luis permaneció detenido en condiciones adversas, generando indignación internacional.
A pesar de la injusticia, Dios obró en medio del sufrimiento: durante su encarcelamiento, el pastor Borja Navarro compartió el Evangelio con otros reclusos, logrando que cinco jóvenes aceptaran a Cristo.
Este testimonio de fe en medio de la persecución ha conmovido a la iglesia global, que ora por la liberación definitiva de la familia y por justicia para Kevin, quien aún enfrenta una condena de 4 años de prisión.
El caso expone la represión religiosa en Cuba, donde invocar a Dios en un tribunal puede ser considerado un delito, y destaca la valentía de creyentes que, incluso tras las rejas, siguen predicando esperanza.
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