El objetivo de esta debilidad (o debilidades, quien sabe) es demostrarnos a nosotros mismos que no somos tan sorprendentes como creemos, sino que sea mucho o poco lo que hagamos no sé trata de los asombroso que seamos sino de la gracia de Dios en nuestras vidas. Pablo contó que el mismo Señor permitió que siguiera padeciendo por su aguijón, para que Su poder permaneciera en él y no le quedo nada más que gozarse por amor a Cristo en esas debilidades, porque cuando somos débiles, entonces somos fuertes.
Las debilidades no deben ser sinónimo de incapacidad para nosotros, sino de fortaleza, pues siendo sufridos en estas situaciones, nos hacemos dependientes de Alguien mucho más fuerte que cualquier otro. El mismo poder de Cristo reposará sobre nosotros para hacer todo tipo de proezas, habrá muchas cosas por cambiar en nuestras vidas, actitudes, carácter, expresiones, etc.; pero aquello que creas que te impida ser ‘‘perfecto’’ o lo que sea el motivo de la excusa: Si no fuera por esto, mi vida sería diferente; quizás es lo que Dios está utilizando para demostrarte que debes depender de él para que Dios sea exaltado en ti y no lo contrario.
Imagínate que Pablo no hubiese tenido freno a su grandioso intelecto, conocimiento y revelaciones, ¿fuera el mismo Pablo que con denuedo se preocupó por dar a conocer el evangelio a todos los gentiles, aquellos que no eran judíos?, sin duda el orgullo de ser usado por Dios lo hubiese devastado, y no fuera ni la cuarta parte de lo que conocemos de él. Por eso gózate en aquellas cosas que crees que no te dejan ser mejor, porque si un día puedes vencerlas será un gran logro, pero si Dios permite que se queden es porque quiere que Su gracia y poder sea glorificado en eso.
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