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lunes, mayo 14, 2018

No te conformes con las algarrobas (Reflexión)

Lucas 15:15 Y fue y se arrimó a uno de los ciudadanos de aquella tierra, el cual le envió a su hacienda para que apacentase cerdos. 16 Y deseaba llenar su vientre de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba.

Que situación más difícil estaba pasando este joven, aún así él se había convertido en un conformista, había mal gastado todo lo que tenía y se había dejado llevar de los placeres del mundo, de ser un joven con una posición privilegiada, llegó a ser peor que los sirvientes que habían en casa de su padre.

Éste joven que estaba bien en la casa de su padre, vivía en la opulencia, no le hacía falta nada; un día decide pedir su herencia, —cabe destacar que los hijos heredaban cuando el padre moría,— o sea, que este hijo le dice a su padre: ¡muerete y dame mi herencia! aunque no literalmente, la acción que tomo con tal posición era lo que daba a entender.

Se fue lejos de su padre y su país, malgastó todo lo que tenía. Mientras tuvo dinero fue seguido de muchos "amigos" que sólo les interesaba disfrutar de las riquezas de este joven; cuando se acabó el dinero, se fueron las amistades y ya no lo invitaban a las fiestas porque él no tenia que aportar, estaba solo.

Sin dinero y con hambre, no sabiendo tal vez como ganarse la vida, ya que siempre había sido rico, encontró trabajo como cuidador de cerdos. Era tal su hambre que llegó a desear comer de las algarrobas que comían los cerdos, ¡Qué miserable se sentía!

Pero un día, recordó las riquezas que habían en casa de su padre y que aún los trabajadores y sirvientes de su padre tenían una mejor posición que la que él obstentaba en ese momento, emprendió el camino, y para su sorpresa su padre todo el tiempo lo había estado esperando, a lo lejos lo reconoció, corrió hacia él, le abrazó, le besó, el hijo se humilló, pidió perdón —quizá entre lágrimas y voz entrecortada— intentó dar un discurso que había preparado, a lo que el padre lo detuvo con desbordante perdón, lo vistió como lo que era, Su Hijo, le dio un anillo e hizo fiesta y banquete por su llegada.

Hoy tú también puedes hacer lo mismo, si has dejado a Dios, si has malgastado todo lo que tú Padre te ha dado, si estás solo y triste en el mundo; tus amigos te han dejado, quiero decirte que no te conformes con las algarrobas, no te acostumbres a lo poco que te da  el mundo, no te dejes envolver por las ilusiones y espejismos que te ofrece, vuelve a casa de tu Padre, él te espera con los brazos abiertos, él te vestirá con ropas de príncipe y hará fiesta por tu llegada. ¡Jesús te está esperando!

 Esmirna Jimenez

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