Camilla Rocha, una joven médica de 23 años especializada en psiquiatría en el prestigioso Hospital Israelita Albert Einstein de São Paulo, ha impactado a miles con un gesto profundamente espiritual: cada mañana, antes de atender a sus pacientes, ora e invoca la presencia del Espíritu Santo.
A través de sus redes sociales, comparte cómo su consultorio se ha convertido en un espacio sagrado, donde no solo busca la sanidad del cuerpo, sino también la restauración del alma.
“Sin Él, yo no sería capaz de entender, acoger y ayudar a los pacientes que tienen necesidades. Toda honra y gloria a Dios”, afirma con convicción.
Para Camilla, la medicina es más que una profesión: es un llamado divino. Con una sensibilidad espiritual única, va más allá de los síntomas físicos y percibe las heridas del corazón.
“Muchos llegan sin saber que lo que realmente necesitan es consuelo espiritual”, revela.
Su testimonio es un recordatorio poderoso de cómo la fe y la ciencia pueden caminar juntas para brindar una sanación integral, transformando vidas desde el amor y la compasión de Dios.
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