A sus 87 años, Manuel* jamás imaginó que Dios lo usaría para algo tan grande. Un día, al visitar una iglesia local junto a otros cristianos, se encontró con un grupo de misioneros que realizaban la traducción en audio de la Biblia a la lengua materna de una comunidad indígena.
Ese día, cuatro miembros del equipo no pudieron asistir, y fue entonces cuando Manuel y sus amigos fueron invitados a prestar sus voces para completar el proyecto. Con humildad y emoción, aceptó participar, sin saber que esa experiencia marcaría su vida para siempre.
“Puedo entrar con alegría en la presencia de Dios, sabiendo que dejaré un legado que perdurará y beneficiará a muchas generaciones”, expresó Manuel tras finalizar la grabación.
Para los misioneros, su participación no fue casualidad, sino parte del propósito de Dios.
“Alabamos a Dios junto a Manuel y nos regocijamos en este testimonio”, compartió el líder del ministerio.
Esta historia es un poderoso recordatorio de que nunca es tarde para servir a Dios y que Él puede usar a cualquier persona, a cualquier edad, para llevar Su Palabra a quienes aún no la han escuchado.
*El nombre fue cambiado por razones de seguridad.
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