A sus 86 años, Larry McCallon demuestra que nunca es tarde para servir al Señor. Desde su jubilación, ha participado en 107 viajes misioneros a más de 30 países, dedicando su tiempo y corazón a acompañar a los hijos de misioneros en todo el mundo.
Para muchos adolescentes, “Sr. Larry” no es solo un voluntario: es amigo, mentor y abuelo espiritual. Desde 2003, no ha faltado a ningún encuentro de la Junta de Misiones Internacionales, sirviendo en más de 50 eventos que han marcado generaciones.
Su historia es un recordatorio poderoso de que Dios puede usar cualquier etapa de nuestra vida para hacer la diferencia.
“Nunca sabes la pequeña diferencia que puedes hacer en la vida de un adolescente”, afirma Larry, cuya pasión por servir sigue tan viva como el primer día.
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