La librería cristiana más grande de China, Beijing Morning Light, cerró definitivamente sus puertas el pasado 27 de octubre, tras fuertes presiones del gobierno comunista, que continúa endureciendo las restricciones contra la fe cristiana en el país.
Fundada en 2004, la librería fue durante años un faro de luz para miles de creyentes, promoviendo la lectura cristiana, conferencias sobre valores familiares y programas de ayuda social en comunidades necesitadas.
Sin embargo, la persecución no tardó en llegar: desde 2012 sufrió inspecciones, sanciones y el arresto de uno de sus directores, Li Wenxi, quien fue condenado a prisión por “operaciones comerciales ilegales”.
Organizaciones como China Aid confirmaron que el cierre se produjo luego de una campaña oficial para silenciar cualquier espacio que promueva el cristianismo, incluyendo la restricción de Biblias y literatura cristiana.
El régimen de Xi Jinping ha impuesto nuevas normas que prohíben la evangelización de menores y limitan severamente la difusión de contenidos religiosos, tanto en Internet como en reuniones presenciales.
A pesar del cierre, el legado de Beijing Morning Light sigue vivo en los corazones de quienes creen que la fe no puede ser silenciada, aun bajo persecución.

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