Esta es una reflexión muy corta sobre una ministración muy grande. ¿Recuerdan cuando Jesús dormía en la barca? Si, lo sé seguro están cansado de escuchar esa historia, pero hace poco lo leí en un momento donde necesitaba creer y obedecer y pude verlo de otra manera: Jesús llama a sus discípulos a seguirlo en a través de un lago, ellos le siguen pero justo en medio se arma una gran tormenta, todos se espantan porque creen que van a morir, Jesús con toda tranquilidad se levanta y calma viento y mar. Cómo si fuera cepillarse los dientes. Y me deja mudo cuando responde: «¿Por qué tienen tanto miedo? ¿Cómo es que no tienen fe?»
(San Marcos 4:40 RVC)
Quisiera impactar tus pensamientos en estos momentos preguntando: ¿Dudarías si Jesús estuviese contigo(hablo en lo físico, obvio), aunque estuviese durmiendo? Entonces, que difícil fue para los discípulos que lo tuvieron a la vista, ¿cuanto más nosotros que debemos confiar sin ver?
Los siguiente a esto es la reacción de los discípulos: «¿Quién es éste, que hasta el viento y las aguas lo obedecen?»
(San Marcos 4:41 RVC); me siento avergonzado y un necio al leer que cosas como el viento y el mar obedecen más rápido que yo las órdenes del Señor, no puedo creer que aún sigo dudando cuando Dios habla tan claro, y desobedeciendo ignorando las cosas que he escuchado.
No tomemos el ejemplo de la duda de los discípulos pero seamos como el mar y el viernes, que demuestran su confianza cuando obedecen, porque al fin y al cabo obedecer a alguien es señal de que le tienes confianza.
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