El reality show La Casa de Alofoke inició su transmisión digital la noche del lunes con un total de 10 integrantes, bajo la dirección creativa del cineasta Ángel Muñiz y liderado por el empresario Santiago Matías (Alofoke). El programa, transmitido exclusivamente por YouTube en el canal Alofoke Radio Show, muestra la convivencia de 5 hombres y 5 mujeres durante 30 días, las 24 horas del día.
Entre los premios que ofrece están una jeepeta Mercedes Benz del año y un millón de pesos dominicanos. Sus participantes son: Andrea Victoria Ojeda (La Peki PR), Giuseppe Benignini, Angélica Núñez (La Gigi), Yariel Smirt Jiménez (Sr. Jiménez), Karola Cendra, José Rafael Colón (Crazy Design), Vladimir Gómez, Kimberly Michell Guillermo (Mami Kim), Darileidy Concepción (Crusita) y Luise.
Según el propio Santiago Matías, la meta es “revolucionar el entretenimiento dominicano” con un formato digital y participativo. Sin embargo, el contenido del reality incluye expresiones, conductas y diálogos cargados de palabras obscenas y comportamientos que, a la luz de la fe cristiana, pueden estar lejos de lo que edifica espiritualmente.
En el programa hay participantes que expresan abiertamente su orientación sexual y estilos de vida contrarios a lo que la Biblia enseña (Romanos 1:26-27, 1 Corintios 6:9-10). Más allá de eso, el enfoque del reality está en mostrar conflictos, polémicas y exhibiciones que apelan más al entretenimiento sin filtro que a valores de edificación, paz y pureza.
La pregunta que todo creyente debería hacerse es: ¿En qué me edifica consumir este contenido? Filipenses 4:8 nos recuerda que debemos pensar en todo lo verdadero, digno, justo, puro, amable y de buen nombre. Si un contenido no aporta a mi crecimiento espiritual y, por el contrario, puede endurecer mi corazón o normalizar lo que Dios desaprueba, ¿vale la pena dedicarle horas de mi vida?
No se trata solo de un programa de entretenimiento; es una oportunidad para reflexionar sobre cómo lo que consumimos influye en nuestra mente, emociones y relación con Dios.
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