Jesús lo miró y, con mucho amor, le dijo: «Una cosa te falta: anda y vende todo lo que tienes, y dáselo a los pobres. Así tendrás un tesoro en el cielo. Después de eso, ven y sígueme.» Cuando aquel hombre oyó eso, se afligió y se fue triste, porque tenía muchas posesiones.
-San Marcos 10:21-22 RVC
Después de leer eso pensé que todos somos ricos en algo, o al menos tenemos mucho de algo que cuando nos hablan del tema y el Señor nos pide que lo dejemos nos afligimos y nos vamos al igual que el joven rico.
Puede ser mucho orgullo, o quizás seas rico en un vocabulario desagradable, millonario en dudas, o poseas mucho tiempo mal invertido. Sea lo que sea, tienes mucho que debes dejar, y no importa cuántos mandamientos cumplas o desde cuándo eres cristiano, algo en tus bolsillos es mucho y ocupa el lugar de Dios.
Entonces, será más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja a que tú disfrutes de la eternidad con el Padre. Y entonces, ¿Vale la pena tener todo eso? Se que es difícil pero, «Esto es imposible para los hombres, pero no para Dios. Porque para Dios todo es posible.»
(San Marcos 10:27 RVC)
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No burrrtooooo
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