Estos versículos nos hacen ver que tenemos un llamado para una vida y una perspectiva centrada en Dios, para tener una visión global centrada en Dios, atada a quien Dios es y a Sus propósitos eternos.
Cuando no tenemos una vida centrada en Dios nos encontramos divagando en un mar de emociones, creencias y formas erróneas de pensar; depresivas, enojadas, amargadas, perplejas, confundidas y no tendremos ningún punto de referencia para nuestra vida si no entendemos lo siguiente:
- ¨Para Él son todas las cosas¨.
Dios es la fuente de nuestra existencia. Todas las cosas fueron creadas por Él. No tenemos vida aparte de Él. Él es la causa por excelencia de cada circunstancia que toca nuestras vidas para el cumplimiento de Su propósito.
- ¨Y a través de Él son todas las cosas¨.
Él no es solo la fuente, sino que también es el sustentador. Las escrituras nos dicen que Él sostiene el universo con la palabra de Su poder. (Hebreos 1:3)
- ¨Y en Él son todas las cosas¨.
Fuera de Su poder y de Su palabra, los planetas, el universo, el sol, la luna, las estrellas y nosotras mismas caeríamos. Seríamos un total desastre. Por nuestra propia cuenta no podemos sostener nada… ni los estudios, ni nuestras amistades, ni nuestro matrimonio, ni nuestra familia, ni aun nuestros deseos, "porque en Él son todas las cosas".
Cuando esto está en nuestros corazones y entendemos que vivimos por El y para El, ese pensamiento rige nuestras vidas y se manifiesta en nuestros anhelos, prioridades, creencias, forma de pensar y actuar y la manera en la que nos relacionamos con los demás.
Vivir una vida centrada en Dios, implica vivir solo para El, para Su gloria. Significa morir a nosotras mismas y desear que Cristo gobierne nuestras vidas. Es vivir conscientes de que todo lo que somos y tenemos es gracias a Dios y para honra de Su nombre. Es caminar en esta tierra pensando en la eternidad. Significa que todos nuestros pensamientos y acciones están estrechamente relacionados con el Señorío de Cristo. Es saber que la vida no se trata de nosotras, sino del Creador del universo y Salvador del mundo, y que existimos solo para contar Su historia y hablar de Su grandeza.
Como cristianas es necesario vivir una vida centrada en Dios, debemos rendirnos a Él y vivir para Su gloria y Su deleite y no para el deleite de nosotras mismas. Debemos comprender que no se trata de nosotras, TODO es acerca de Dios.
Al vivir una vida centrada en Dios, estamos viviendo bajo el propósito por el cual fuimos creadas: para reflejar la belleza y las maravillas de Su camino, para glorificarle y adorarle eternamente y para siempre. (Isaías 43:7)
Fuente: El Atelier
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