Informe global revela 33 países con restricciones “extremas” o “severas” al acceso a la Biblia

Prohibido leer la Palabra de Dios: así viven los cristianos en los países más hostiles a la Biblia.

La Iniciativa de Acceso a la Biblia (BAL), fundada por Open Doors International y la Sociedad Bíblica Digital, publicó su "Lista de Acceso a la Biblia", que analiza las barreras en 88 países.

Según el estudio, 33 países presentan restricciones “extremas” o “severas” para leer, poseer o distribuir la Biblia. Estas limitaciones incluyen persecución religiosa, censura gubernamental, pobreza extrema, analfabetismo y falta de recursos de impresión o distribución.

Los 5 países con PEOR acceso a la Biblia:

  1. Somalia: Prohibido por una estricta interpretación de la ley Sharia. "Imprimir, importar, almacenar o distribuir Biblias" es ilegal.
  2. Afganistán: Bajo el régimen talibán, todas las formas de impresión o importación son ilegales. "Leer la Biblia en un teléfono celular se considera ampliamente inseguro".
  3. Yemen: Bajo un sistema legal de Sharia, compartir la fe cristiana se considera blasfemia, castigada con la muerte.
  4. Corea del Norte: El régimen considera el cristianismo "una amenaza al culto a la personalidad" de Kim Jong-un.
  5. Mauritania: La posesión de múltiples copias puede llevar a cargos que conllevan la pena de muerte por proselitismo.

El informe también señala que, además de la persecución directa, la pobreza y la falta de infraestructura representan barreras significativas para millones de creyentes, incluso en países con libertad religiosa formal. 

En naciones como Brasil, por ejemplo, la extrema pobreza impide a muchas familias adquirir una Biblia a pesar de su disponibilidad.

“Muchos nunca han visto una Biblia en su idioma o formato, o no tienen forma segura de conseguirla”, añade el documento.

La lista incluye 88 países evaluados, y revela que 15 enfrentan restricciones “extremas”, mientras que 18 más presentan condiciones “severas”. En contraste, países como Armenia —la primera nación en adoptar oficialmente el cristianismo— no enfrentan censura, aunque sufren una “crisis silenciosa” de escasez debido a dificultades económicas.

El estudio concluye con un llamado a las iglesias y organizaciones cristianas a fortalecer los esfuerzos para llevar la Biblia a quienes más la necesitan, recordando que en muchas partes del mundo leer la Palabra de Dios sigue siendo un acto de valentía y fe.

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